sábado, 14 de junio de 2008

Va de fotos

Como bien dice el dicho "Una foto vale más que mil palabras" así que hoy, simplemente, va de fotos:

Rostros:

¿Alguien se ha fijado en la cara del gato? Sufren como canallas.



¡Cuán diferente puede ser la vida de un niño! El basurero, el lago aunque casi siempr una casa de paja y uralita.



El mercado. 3 fotos en 3 minutos: Esperando sentada, en la peluquería y abuela y nieta echando una siesta.



Mi calle y el cielo de cada tarde.




Yendo a la escuela:



Y el tempranero juramento diario a la bandera:



Mi trabajo. ¡Qué fácil es! Nunca es gratis, siempre cobro pues todos me sonríen.





La Camboya rural: El transporte de ayer y el de antes, persiguiendo a un posible cliente que se baje de la furgoneta.



Una ciudad cualquiera y una mujer llevando un coclhón en una moto. Lo importante: el colchón.



La Camboya moderna: Phnom Penh, la capital, atascada.



Aquí abajo uno de tantos restaurantes en los que suelo comer. A la derecha, la vaca, animal de compañía.



De celebración. Atravasendo con la moto la carpa de una boda (siempre las montan en medio del camino). A la derecha, de bendición; siempre con agua.



El pescado es básico en la dieta camboyana.



Una casa en el campo. Afortunados ellos, tienen letrina. Por cierto, los 3 hombres que se ven en la foto de la izquierda trabajan conmigo y juntos suman sólo 3 piernas.


Estas cocinas no saldrán en el Nuevo Estilo.




Las minas. Pesadilla y tortura inmisericorde, inhumana e infinita. Ayer llegó Makara a nuestro centro: 16 años, hace 4 meses una bomba abandonada le voló la pierna por encima de la mitad del fémur.

¿Alguien puede decirme que hay tras esa ventana de la escuela, justo al lado de los lavabos? Respuesta: el mismo cartel que aparece en la foto de la izquierda.





Amor puro e incodicional, amor de madre: Ratanak y su madre.



Los chavales de Arrupe, una lección diaria de superación del ser humano.





Cultura camboyana PARA TODOS:



¡Qué guapas! ¿Dirías que estas dos niñas tienen polio?



Sophon, una de las estrellas del grupo de baile de Tahen



Yo, en la cumbre y en el foso. Ataviado como un camboyano sólo con un cromá (pañuelo típico), con los pies descalzos y doloridos, subido a un palmera. A la derecha, yo en mi "cama" de un hostpital chino tras pillar la peor intoxicación de mi vida.



Simplemente Camboya. Llanamente mi felicidad.