miércoles, 24 de octubre de 2007

¿Por dónde empiezas?


Falta de agua potable, suciedad ingente, falta de recogida de basuras, niveles de abandono escolar tan altos que piensas que parecen erróneos, una de las mayores tasas de mortalidad infantil de entre niños de 0 y 5 años más alta del mundo así como de madres durante el parto, malnutrición, una tasa de pobreza del 40%, una de los primeros puestos en la negra lista de países más corruptos del mundo, puesto 55 de 122 en los países con mayor desigualdad del mundo y subiendo puestos rápidamente, inseguridad jurídica a raudales, falta de higiene y atención médica, prostitución infantil, alta propagación del VIH y de la tuberculosis, etcétera. Y así podría seguir y seguir pues las necesidades de reforma de un país tercermundista, llamado eufemísticamente país en vías de desarrollo, son enormes. A quien haya estado en uno de ellos no le sorprenderá en nada esta lista.

Y cuándo llegas, te preguntas ¿por dónde empiezo? Pues por el principio y aplicando el dicho de quien mucho abarca poco aprieta. Soy consciente de que mi presencia aquí no es más que un granito de arena y que se tardarán años en ver los resultados. No seas impaciente, olvídate de los proyectos bien planificados a corto plazo de tu trabajo pues aquí no tienen sentido. Cambiar hábitos a base de educación requiere de mucho esfuerzo y tiempo. Tanto que muchos acaban quemados porque vivir durante años con la frustración drena las reservas de esperanza y por eso es de admirar la obra de los que a pesar de llevar tantos monzones a las espaldas siguen sonriendo, confiando en el futuro y animándote.

Muchas veces lo has oído en la tele o en la radio pero hasta que no lo ves no lo crees. ¿Cuál es la primera necesidad humana? Si no la puedes cubrir ya te pueden venir con cuentos sobre desarrollo. Sí, es comer. Hay que ver como me puedo poner cuando el estómago me ruge reclamando que lo llene. No consigo concentrarme en nada más que no sea en llevarme algo a la boca. Y eso que muchas veces se trata de tomarse algo tan necesario como la merienda.

Pues ahí empieza la trampa de la pobreza: Si no tienes qué comer sólo te puedes dedicar a sobrevivir y no puedes ni quieres pensar en educarte y poder liberar tu mente para cosas tan lejanas como montar un negocio. Y el hambre no distingue de sabores y así comes cualquier cosa que mueve y cualquier tallo verde y flor colorida que te proporcione el campo.

Junto al agua va la comida. No tengo estadística alguna para saber cuanta gente tiene acceso a agua potable pero ni hace falta ni me apetece buscarla. Si el 80% de la gente vive en el campo sé que, por lo menos, el 80% de la población no tiene agua potable. Y no tener agua potable significa depender que la impredecible naturaleza te llene tus botijos de agua para no tener que ir a buscarla, como sucede en los insufriblemente secos meses de la temporada seca, a charcos de agua estancada y verdosa que se van secando o, si eres afortunado, a pozos con agua contaminada de arsénico.

Oye, con esta dieta tan equilibrada ¿cómo es posible que enfermes? Acidez de estómago, fallos hepáticos agravados por cantidades ingentes de vino de palma ingeridas durante años, hipertiroidismo, malnutrición crónica e infecciones intestinales. Y la guinda a este pastel lo pone un poco de dengue y otro tanto de malaria.

Y , entonces ¿qué haces? Pues no te queda otra que entrar en la rueda de la deuda. Y cuando entras ahí no sales. Aquí el banco no es más que el recurso de unos pocos y el prestamista de turno no se deshará en amabilidades como esos sonrientes empleados de los anuncios. No, aquí, de media por cada 100 dólares que pides has de devolver al mes siguiente 110. Es decir, ¡todo más un 10% mensual! Mmmm, eso es el euribor más ¿cuanto? No creo que a ese interés se vendiera un solo piso en España.

Lluego pasa lo que pasa: niños que no van a la escuela porque han de trabajar para poder comer y pagar las deudas familiares, o porque no tienen dinero para pagar el dinero de las clases de repaso que exigido el mal pagado profesor forzado a utilizar ese remedio, padres que emigran cada uno por su lado a Tailandia dejando los niños al cuidado de quien sabe quién, reutilización de los preservativos (sí, aunque suene increíble se lavan y se reutilizan para no estar comprando más), gente forzada a vender la tierra para hacer frente a los pagos y convirtiéndose en indigentes, y una plaga de iliteratos yéndose a la capital soñando en emular lo que ven en la tele quedando a merced de cualquier trabajo y que acabarán, muchos de ellos, mendigando más de lo que lo hacían en el campo y gente expulsada por no poder demostrar la propiedad ante un juez corrupto untado por las mafias.

Pero para aquel que ya está contra la pared no queda otra opción que tirar para delante, avanzar e intentar, con la ayuda de todos lo que seguimos creyendo y educación y más educación, volver a levantarse para ésta vez caminar más decidido y conseguir, al final, como hacemos nosotros mismos sin apercibirnos, andar independiente y seguro sin tener que ser un valiente a cada vez.